ARMONÍA, PAZ Y PROSPERIDAD DURANTE EL 2011

QUE LA LUZ ILUMINE EL CAMINO QUE HAN DE SEGUIR PARA ALCANZAR SUS METAS MAS PRECIADAS. MIL BENDICIONES A TODOS.

lunes, 31 de octubre de 2011

VIVIR, RECORDAR Y ATREVERSE A RECORRER CAMINOS

Ayer domingo, visité La Colonia Tovar junto a mi madre y mi esposo. Simplemente fue maravilloso reencontrarme no solo con el lugar sino con miles de recuerdos de mi niñez en los paseos familiares que hacíamos hacia ese hermoso pueblo. Fue la recompensa excelente de una semana laboriosa. Aproveché la oportunidad para volverme a ratos ese testigo silencioso que contemplaba cada detalle del paisaje alrededor, cuya permanencia evocaba recuerdos de otros tiempos tan gratos como el instante que vivía en mi presente. Nos relajamos y al hacerlo, se avivaban los colores de las flores, percibíamos con mayor deleite el aroma del chocolate y el café caliente, nos llenamos de energía, tanta, que a pesar de los derrumbes, huecos de la carretera y las colas de carros bajando en la tarde, me sentí fortalecida frente al volante y más aún frente a los temas y retos de mi camino de vida. De hecho, cuando desperté esta mañana, me sentí renovada para seguir adelante en el día a día. ¡Que importante es hacer un alto para oxigenarse, amar, compartir con nuestros seres queridos y contemplar la belleza que nos rodea sin emitir juicios! Contrariamente a lo que muchos piensan, especialmente los adictos al trabajo, es la mejor manera de rendir más a nivel productivo, evitar el embotamiento y en casos extremos “fundirse” emocional y mentalmente. Atrévete a activar tu niño interno saliendo de la rutina, a recorrer caminos que antes no conocías, a visitar lugares que te traen recuerdos agradables de la infancia y adolescencia, a conectarte con la naturaleza, sintiéndote parte de ella y verás como de pronto comienzan a llegar las respuestas a muchas de tus interrogantes, soluciones a problemas, movimiento al estancamiento, alivio a dolencias y vitalidad para encontrar y cumplir con tu propósito de vida.

miércoles, 26 de octubre de 2011

RESPONSABILIZARNOS POR NOSOTROS MISMOS

Muchas veces encontramos personas que responsabilizan a otros por su propia felicidad. Al respecto, escuchamos frases, tales como: “mi marido no me hace feliz”, “mi madre me dice que soy el responsable de sus penas”, “mi esposa me culpa por todo”, etc. Se trata de una falsa creencia basada en la manipulación que pueden hacernos nuestros seres queridos sin estar concientes de ello. En algunos casos se establece una relación amor-odio en la cual quién hace papel de “víctima” entabla una codependencia con el presunto “victimario” basado en una lista interminable de carencias personales. Por ejemplo: “no te vayas muy lejos porque sí me enfermo quién me cuida”, “nunca estás cuando te necesito” (aunque estés siempre pendiente de la persona), “sí me dejas, me muero”, “eres un mal(a) hijo(a) sí no haces lo que te digo”, etc. La característica fundamental de este tipo de relaciones es que asfixian, castran la vida, los proyectos y llenan de culpa al presunto “victimario” que tiende a sentirse atado de pies y manos. Pareciera entonces que “hay amores que matan…”. En este punto, se requiere de mucho aplomo y reflexión para comprender que cada quién es responsable de su propia felicidad por lo que no hay “víctimas” ni “victimarios” sino personas controladoras, manipuladoras, de muy baja autoestima por un lado e individuos indulgentes, controlados, con un profundo sentimiento de culpa, creyendo que complaciendo cuanto le pidan, algún día van a ser valorados por su esfuerzo. Lamentablemente, ese día no ha de llegar puesto que la victimización de esas personas obedece a profundas carencias que arrastran desde la infancia y que ellas y solo ellas pueden llegar a satisfacer a través de un cambio de actitud contundente hacia la vida, empezando por “vivir y dejar vivir a otros”. Por otro lado, el presunto “victimario” puede optar por liberarse de la codependencia en la medida que deje de complacer y buscar aprobación, ocupándose más de sí mismo, de cubrir sus necesidades y trabajar por sus proyectos de vida. Ocuparnos y responsabilizarnos por nosotros mismos es la elección más importante que puedas hacer para alcanzar el bienestar desde nuestra valoración como seres humanos. Recuerda, todos tenemos derecho a la felicidad y a una vida abundante. Una vez que hemos alcanzado ese sentimiento de plenitud y alegría podemos contagiar de nuestro buen ánimo al entorno y ser exitosos al hacer lo que nos gusta en beneficio de nosotros y de la humanidad.

martes, 18 de octubre de 2011

CALMANDO LA MENTE, LLEGANDO A LA META

En el eterno vaivén de la rutina diaria sobran tareas que hacer y pareciera que faltara tiempo para realizarlas. La mayoría de la gente busca desesperadamente resolver mil cosas a la vez, trabajan en exceso y viven en un eterno ajetreo mientras por sus mentes pasan cientos de pensamientos reiterativos, la mayoría sobre conflictos, problemas, lo que van ha hacer en el mañana, lo que puede pasar en el futuro, etc, etc. En verdad, esto es solo un tormento innecesario que limita la capacidad creativa, el crecimiento y la evolución del ser humano. Se requiere entonces evaluar nuestros hábitos de pensamiento y la perspectiva con la que percibimos nuestro entorno. Por ejemplo, sí la costumbre es pensar en el peor desenlace de determinada situación, trata de “caer en cuenta” de este hábito e inmediatamente sustituye el pensamiento nefasto por otro en el cual aquello que te atormenta se resuelve de la mejor manera para todos los involucrados y luego, deja pasar ambos pensamientos y enfócate en otra cosa. A medida que aumentes esta práctica, verás cómo despejarás tu mente, armonizándote con tu entorno de forma maravillosa. Por otra parte, suelta todas las expectativas que tengas acerca de un resultado determinado. Mucha gente estudia, trabaja y se esfuerza en forma desmedida por alcanzar metas ambiciosas y luego cuando las alcanzan sienten un vacío inmenso, pues la cuestión no era cómo ellas lo esperaban. Esto ocurre porque “olvidaron” disfrutar el camino hacia la meta e interpretar las “señales” que se les iban presentando para hacer un alto y descansar en grata compañía de sus seres queridos. Hace varios años, antes de casarme, un amigo me invitó a subir el Cerro El Avila. Tan pronto nos bajamos del carro, se colocó sus audífonos y durante todo el recorrido permaneció con la mirada en el suelo, volteando de vez en cuando para hablarme alguna cosa. Veinte minutos después comencé a buscarle conversación adrede:¿vistes que bella se ve la ciudad desde esta parte del cerro?, me contestó: ah sí, sigue en el mismo sitio donde la dejé la semana pasada,jajaj; “graciosito el niño”, pensé. Le comenté entonces: ¡Mira que bella esa mariposa azul que viene por allá!...ahhh, voltea para que veas aquel colibrí, ¡que lindo!. El chico se quedó atónito ante tanta belleza y por vez primera había parado para contemplar algo de aquel paisaje. Me dijo: primera vez que veo un colibrí por aquí, ¡chama que lindo de verdad!, ¡nooo valeee! en El Avila hay cientos de colibríes y pajaritos bellos, te pasastes, le dije. Obviamente, estaba tan enfrascado en llegar a la cima del cerro cada vez que lo subía que se estaba perdiendo de percibir la energía del lugar, la belleza de sus parajes y sus animales. Cuando recorremos nuestro camino de vida, contemplando lo bello, lo bueno, haciendo lo que nos gusta con infinito amor, compartiendo momentos gratos con nuestros seres queridos y despejando nuestra mente del ruido externo, la percepción que tenemos del mundo cambia de manera determinante, haciéndolo más amable y menos hostil. De esta manera, nos desapegamos de los resultados que queremos por lo que al disminuir la presión por llegar a la meta, se nos hace más placentero el recorrido y contradictoriamente a lo que la mayoría piensa se llega más rápido. Así que pon en marcha tu creatividad para hacer tus ideas realidad pero no olvides calmar tu mente para que puedas disfrutar el camino elegido y al llegar a la meta, tu corazón desborde alegrías y satisfacciones.