¿PARA QUÉ COMPETIMOS?

La competencia en el quehacer del día a día en cualquier ámbito, bien sea en lo laboral, social, en el amor ó en lo económico está sujeta a la conciencia temporal, por lo que genera estrés, roce social y angustías innecesarias. Investigar y encontrar un propósito elevado en la vida, más allá de la carrera, la ambición del éxito y la lucha por ser "el mejor" te aleja de la falsa ilusión de quererte medir insesantemente con el prójimo, molestarte por su brillo y carisma y demostrar que eres más inteligente que los demás. Sí ésta es la actitud, la interrogante sería:¿qué gano haciendo esto?. Los expertos lo atribuyen a conflictos no resueltos con la figura de autoridad, probablemente con el padre ó la madre. Sin embargo, podemos apartarnos de esta ilusión, cayendo en cuenta que somos seres únicos e ilimitados con un potencial de amor y gozo para hacer resaltar nuestras virtudes sin llevarnos el mundo por delante. Cómo diría Einstein: "Lo más grande que existe a parte del Universo es la estupidez". Las patrañas, venganzas e intrigas sólo llenan de mediocridad la existencia. Particularmente, no me interesa competir ni medirme con nadie porque sé bien el lugar que ocupo en esta vida. Sólo la conciliación, la solidaridad y el amor con el mundo que nos rodea llena de fortaleza el recorrido de un buen vivir.