LA EDAD EN LO ATEMPORAL

Una gran parte de la sociedad actual vive en el prejuicio de ver a la vejez cómo un obstáculo, un castigo, una pesadilla de la cuál la mayoría quisiera despertar ó escapar. Cuántas veces a medida que cumplimos años hemos escuchado frases, cómo: ya estás viejo, vas para viejo, ya tienes canas, etc. Existe hasta un dicho venezolano de antaño que dice: "¿para dónde vas? pa´viejo a buscar arrugas". Aunque seamos jóvenes todavía siempre existe la tendencia de bromear con este tipo de cosas: "se te cayó la cédula", etc. En verdad, detrás de las chanzas y las bromas se esconde una realidad implacable: el temor al envejecimiento. Sin embargo, según el nuevo paradigma de la atemporalidad, podemos lograr crear una visión distinta de nuestro proceso de madurez, según la cual comencemos a experimentar paz, poder, armonía, libertad, autonomía y juventud al adquirir una conciencia atemporal en vez de seguir con el antiguo sistema de creencias de la conciencia ligada al tiempo, cuyos resultados son: envejecimiento, entropía, fatiga, confusión, represión, ansiedad de separación, tristeza, miedo y muerte. Podemos elegir entre identificarnos con las limitaciones de un cuerpo físico y un yo egoísta ó liberarnos, transcender y expandirnos. De allí la genialidad de nuestra conciencia que deja abierta y disponibles infinitas posibilidades de vivir y ser. No obstante, son muchas las ventajas de vivir permanentemente en la conciencia atemporal, demostrando que a medida que el ser humano entra en la madurez puede surgir nuevas oportunidades de crear, enseñar, aprender y ser, encontrando una nueva juventud en el atardecer de su vida.